domingo, 21 de noviembre de 2010

LA ALEGRÍA DEL DISCÍPULO

  "La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quién reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades, deseamos que la alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compación (cf. Lc 10, 29-37; 18 25-43). La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio.
La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona, haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obra es nuestro gozo."


Extraído de Documento de Aparecida (Nº29)

UN DÍA A LA VEZ

   Existen dos días de la semana que no deben preocuparte.
  Uno es el ayer, con sus errores e inquietudes, con sus penas y flaquezas. El ayer se marchó y ya está fuera de tu alcance. Nada de lo que pase en el mundo ni nadie podrá devolverte el ayer, ni nada que hayas hecho, ni nada que hayas dicho. El ayer se marchó y ya no volverá, ni para ti ni para nadie.
  El otro es el mañana, con todo lo que pueda traer, sus adversidades, sus dificultades, sus promesas, sus decepciones, pero el mañana también está fuera de tu alcance. Mañana saldrá el sol, pero hasta que no salga no puedes disponer del mañana, porque todavía está por nacer.
  Sólo te resta un día, HOY, y tú eres capaz de vivirlo, trasformarlo y mantenerte en paz contigo. Cuando al hoy le quieras agregar las cargas del ayer y del mañana, cada día te parecerá una eternidad, sufrirás y te inquietarás.
  No son las cosas del hoy las que te aturdirán, lo que seguramente te enloquecerá serán los remordimientos de algo que sucedió ayer o quizás el temor de lo que sucederá mañana.
  Para mantenerte saludable y feliz confórmate con vivir UN DÍA A LA VEZ.


Fragmento extraído de Agenda Paulinas 2010

domingo, 7 de noviembre de 2010

AMOR Não VAI FALTAR /Amor no va a faltar

Me diz o que você quer que eu te faça, 
Me dices lo que quieras que yo haga, 

E eu te faço amor 
y lo hago amor 

Me diz o que você quer que eu te diga 
Me dices lo que quieras que  te diga

E eu te digo sim 
Y te digo si

Me diz o que você quer que eu te dê 
Me dices lo que quieres que te dé

E eu te dou meu bem 
Y yo te doy mi bien

Tudo de mim 
Todo de mi

Eu faço o que você quiser  
Yo hago lo que  quieras

Só pra te ver feliz 
Sólo para verte feliz.

Eu não vou parar, 
Y no voy a parar

Eu vou mimar você até quando eu puder 
Yo voy a mimarte hasta cuando yo pueda

Se isso é um defeito você pode até pedir pra eu parar,
Si eso es un defecto vos podes hasta pedirme que pare

Mas isso é tão bom,
Más eso es tan bueno

Eu cuido de você, você cuida de mim 
Yo cuido de vos y vos cuidas de mi

Se existe outro jeito eu prefiro assim 
Si existe otra manera yo prefiero asi

E quer saber, eu vou te amar 
Y querer saber, yo te voy a amar

Assim, você quem vai cuidar de mim 
Así, vos que vas a cuidar de mi

Eu cuido de você enfim, amor não vai faltar 
Yo cuido de vos en fin, amor no va a faltar.

Me diz se você quer que eu adivinho eu posso até tentar, descobrir 
Me dices si vos queres que yo adivine y puedo hasta intentar, descubrir



Letra de Bruno e Marrone

sábado, 6 de noviembre de 2010

SUEÑOS Y REALIDADES

  Ella intentó despertar de ese sueño y no lo logró. Toda esa irrealidad la mantenía fuertemente arraigada a ese imposible. Se sentía sorprendida, atraída y a la vez feliz, como perteneciente a ese lugar tan hermoso en el que estaba. Ella y él no paraban de mirarse, de buscarse entre la finitud de lo que significaban dentro de ese paisaje avasallador que tenían como escenario. Hablaban en complicidad como dos personas que comparten un mismo lenguaje cifrado en códigos que sólo ellos entendían y lo ponían a prueba.
  De fondo estaba el mar, con sus suaves olas que rompían en la orilla y arrastraban un pedacito de arena para llevárselo y luego no saber si lo traerían de nuevo a su lugar. Así se encontraban ellos, dos amantes que lo estaban dando todo el uno al otro pero sin saber si volverían a la realidad. Una brisa cálida recorría sus rostros, jugando con el cabello suelto de ella para que el tuviera oportunidad de recogérselo y ver mejor su cara a la luz de la luna. Una luna que estaba radiante, entera, casi perfecta para la ocasión, que se ubicaba por encima de ellos ofreciéndoles una tenue luz en la inmensidad de esa solitaria playa.
  Unas horas antes de la llegada de ella, él preparó todo. El lugar se veía hermoso por la lejanía de los problemas con que lidia el mundo día a día, tranquilo sin los barullos de una urbe que no descansa, sólo el ruido de las olas.
  ¿Por qué debía ella entonces despertar de ese sueño? ¿Acaso imaginar estar con otro hombre que no fuera su prometido la abrumaba y la obligaba a no cometer algún error que lastimara a su pareja?
Durante un largo rato permanecieron acostados en la arena observando el firmamento. Cada constelación fue identificada, se volvió un desafío ver quién de los dos las descubría más rápido. Luego él girando suavemente su cuerpo hacia ella le declaró su amor y ella permaneció en silencio. Simplemente se miraron y él lo entendió todo: lo que quería escuchar no podían pronunciarlo sus labios, pero si sus abrazos y  caricias.
  Es difícil poner en palabras lo que aquella joven pensaba o imaginaba. Tal vez verse envuelta en esa situación la incomodaba por momentos pero muy en el fondo lo deseaba. O quizás cada movimiento, cada gesto y sonido que emitía estaba calculado. Sin embargo a él eso no le interesaba en lo absoluto, le importaban los sentimientos; el lenguaje del cuerpo no miente y muchas veces deja al descubierto todo aquello que las palabras producto de la mente no pueden decir.
  Ese fue el momento mágico para ella, que imaginó una y mil veces desde aquella vez en que apareció en su vida como amigo.
  El tiempo fue pasando, algunos años en el haber y sentimientos que ya no podía ocultarse en el debe. Así fue como él no tuvo más opción que alejarse porque ya había otro hombre en su vida y partió sin despedida con el amor que no pudo ser.
  Pero el tiempo que todo lo cura, todo lo ablanda y todo lo olvida -pensó ella- un día se apoderó de uno de sus sueños y lo hizo realidad.