viernes, 1 de noviembre de 2013

12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallece, se reintegran,
se despiertan, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen, 
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan.

Oliverio Girondo, "Poema 12", Espantapájaros (1932)

jueves, 1 de agosto de 2013

Me gustas...

"Me gustas sin dudas, sin explicaciones, sin saber la razón. Me gustas con virtudes, me gustas con defectos, me gustas con motivos pero también sin ellos. No se cómo, no se cuando, mucho menos se porqué. No me preguntes eso, pues no sabré responderte. Yo lo único se… ¡es que cómo me gustas!"

Estefanía Mitre

lunes, 29 de julio de 2013

Decálogo del amor

El amor:

No duele, alivia;
No quita, ofrece;
No niega, entrega;
No se doblega, cede;
No discurre; poetiza;
No condena, absuelve;
No oculta, da a conocer;
No oscurece, ilumine;
No desentona, rima;
No impera, ama.

Miguel Hachen Neoguaraní.

martes, 16 de julio de 2013

Comer, rezar, amar ...



" La gente cree que tu alma gemela es la persona con la que encajas perfectamente, que es lo que quiere todo el mundo. Pero un alma gemela auténtica es un espejo, es la persona que te saca todo lo que tienes reprimido, que te hace volver la mirada hacia dentro para que puedas cambiar tu vida. Una verdadera alma gemela es, seguramente, la persona más importante que vayas a conocer en tu vida, porque te tira abajo todos los muros y te despierta de un porrazo. Pero ¿vivir con un alma gemela para siempre? Ni hablar. Se pasa demasiado mal.


Un alma gemela llega a tu vida para quitarte un velo de los ojos y se marcha."

martes, 9 de julio de 2013

Revolución del alma

Cuando sientas un vacío en el alma, cuando creas que aún te esta faltando algo aún teniéndolo todo, guarda tus pensamientos para tus deseos más íntimos y busca la divinidad que existe en ti.

¡Deja de situar tu felicidad cada día más distante de ti!

No coloques el objetivo demasiado lejos de tu mano, abraza a los que están a tu alcance hoy.

Si andas preocupado por problemas financieros, amorosos o de relaciones familiares. Busca en tu interior la respuesta para calmarte, tú eres el reflejo de lo que piensas diariamente.

¡Deja de pensar mal de ti mismo y se tu mejor amigo siempre!

Sonreír significa aprobar, aceptar, facilitar.

¡Entonces habrá una sonrisa para aprobar el mundo que quiere ofrecerte lo mejor!

Con una sonrisa en el rostro, las personas tendrán las mejores impresiones de ti. Y tu estarás afirmando para ti mismo que estás "próximo" a ser feliz...

Trabaja, trabaja mucho a tu favor. Deja de esperar la felicidad sin esfuerzos.

Deja de exigir de las personas aquello que ni para ti has conquistado aún.

Critica menos, trabaja más. Y no te olvides nunca de agradecer.

Agradece todo lo que esta en tu vida, en cada momento, inclusive el dolor.

Aristóteles.

miércoles, 12 de junio de 2013

It must have been love

Lay a whisper on my pillow
Leave the winter on the ground
I wake up lonely, is there a silence
In the bedroom and all around
Touch me now, I close my eyes

And dream away...
It must have been love, but it's over now
It must have been good, but I lost it somehow
From the moment we touched
till the time had run out

Make believing we're together
That I'm sheltered by your heart
But in and outside I turn to water
Like a teardrop in your palm
And it's a hard winter's day
I dream away...

It must have been love, but it's over now
It was all that I wanted, now I'm living without
It must have been love, but it's over now
It's where the water flows, it's where the wind blows

miércoles, 22 de mayo de 2013

Decídete a perdonar


En nuestra relación con las personas, -todos esos que llamamos “el prójimo”-, el amor siempre tiene que ir por delante, mucho antes que cualquier conducta del otro o de cualquier circunstancia de su persona. 

El amor es el punto de partida.

A ese “otro”, de entrada se le quiere, se le valora, se está dispuesto a ayudarle,
a fomentar su bien.

Este enfoque tan a ras de tierra nos lo brinda el Padre Luis de Moya, quien
afirma que, “más que ‘dar’, el amor es ‘comprender’. Por eso, si tienes el deber
de juzgar, busca una excusa para tu prójimo, que las hay siempre. Y antes que
nada, rezar: Rezar por quienes nos parece que no actúan como debieran.”

Comenta Mons. Jesús Sanz Montes que “el amor que calcula, el que pide
condiciones, ése no le interesa a Jesús. Acaso pensamos que no tenemos
grandes enemigos, y es muy posible que así sea. Pero la enemistad que Jesús
nos invita a superar con amistad, y el rencor que Él nos urge a superar con
amor, pueden estar muy cerca, tal vez demasiado cerca.

El amor que Jesús nos propone es el que debemos adoptar como parte de
nuestra forma de ser y que sea gesto cotidiano, permanente. Porque los amigos
o enemigos a los que indistintamente debemos amar se pueden encontrar cerca o lejos, en nuestro hogar o en el vecino, puede ser un familiar o un compañero, frecuentar nuestras sendas o sorprendernos en caminos infrecuentes. Todo esto da lo mismo. No hay distinción que valga para dispensarnos de lo único importante, de lo más distintivo y de lo que nos diferencia de los paganos: el amor. En esto nos reconocerán como sus discípulos.”

Como discípulos, todos estamos llamados a ser santos. Cuando oímos esto nos
cuestionamos si se estarán refiriendo a nosotros. Y descartamos la idea
considerando que se refieren a los sacerdotes y obispos, las monjas y los
religiosos. Quizás también a algunos laicos muy comprometidos en sus
quehaceres evangelizadores. Sin embargo, afirma Fray Fernando Torres Pérez
que “la santidad del cristiano no consiste en hacer muchas penitencias ni
mortificaciones. Tampoco estriba en dedicar la vida a la oración y a la
meditación. Ser santos es amar y amar hasta el extremo. 

Es amar a los enemigos. Es renunciar a lo que podría ser justo según este mundo para optar por la fraternidad, por la hermandad a cualquier precio. Hasta el precio de pagar con la propia vida. Exactamente igual que hizo Jesús. Porque ser cristiano no es más que seguir el camino del Maestro.”

¡De por Dios! ¡En qué idioma tendrán que decírnoslo! ¡El rencor no tiene cabida
en el corazón de un seguidor de Cristo! Y no es cuestión de decir: “Yo no lo odio, ni le tengo rencor, sino que no me siento preparado para perdonarlo…” ¡NO! ¡Que eso no está en ningún sitio del Evangelio!

Decídete a perdonar, decídete a amar. El perdón, como el amor, no es un
sentimiento, es una decisión. Hazlo, y hazlo ya.

Es Jesús quien te lo pide.

Juan Rafael Pacheco

martes, 14 de mayo de 2013

Aprendi...


"La distancia puede causar nostalgia, pero nunca olvido"

De una forma positiva, aprendí que no importa lo que suceda, o lo ruín que parezca el día de hoy, la vida continúa, y el mañana será mejor.

Aprendí que se puede conocer bien a una persona, por la forma en que reacciona ante tres cosas: 

Un día lluvioso, un equipaje perdido y los haces de luces de un árbol de Navidad que se entrelazan.

Aprendí que, no importa el tipo de relación que tengas con tus padres, sentirás su falta cuando ellos no estén. 

Aprendí que "saber ganar" la vida no es lo mismo que "saber vivir".

Aprendí que la vida, a veces, nos da una segunda oportunidad. 

Aprendí que vivir no es sólo recibir, también es dar.

Aprendí que si buscas la felicidad, te ilusionas. 

Pero, si centras la atención en la familia, en los amigos en las necesidades de los demás en el trabajo y en intentar hacerlo mejor

La felicidad te encontrará .

Aprendí que siempre que decido algo con el corazón abierto, generalmente acierto. 

Aprendí que cuando siento dolor, no necesito ser un dolor para los demás.

Aprendí que diariamente necesito llegar y tocar a alguien.

A las personas les gusta un toque humano, sentir una mano amiga, recibir un abrazo afectuoso, o simplemente una palmada amistosa en la espalda.

Aprendí que aún tengo mucho que aprender. 

Las personas se olvidarán de lo que dijiste... 

Olvidarán lo que hiciste.... 

Pero nunca olvidarán cómo las trataste.

lunes, 13 de mayo de 2013

Aprendiendo


Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar el alma, que el amor no significa recostarse y una relación no significa seguridad…

Y uno empieza a aprender que los besos no son contratos y los regalos no son promesas; y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes…, y los futuros tienen una forma de caerse a la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado hasta el calor del sol quema, que hay que plantar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno vale, y uno aprende y aprende…

Y con cada adiós uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver al tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por compañía a tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente… ¡Sólo con el tiempo!

Jorge Luis Borges

miércoles, 8 de mayo de 2013

Ay, ahora..., ¿Qué hago?


Cuántas decisiones se toman al día? ¿Unas pocas, una decena, cientos? A lo largo de cada jornada elegimos muchas veces; algunas elecciones son relevantes y otras son poco significativas, pero todas, en mayor o menor medida, van moldeando la vida que acabamos por tener. Por eso son tan importantes. ¿Pero qué hace que se tome una mejor o peor decisión? ¿Qué aspectos de una persona y de la realidad confluyen para que cada quien opte por el camino que finalmente toma?

De qué se trata

Decidir es un proceso que comienza con el reconocimiento de un problema o un conflicto y, en el mejor de los casos, termina con una elección que cobra vida cuando la solución puede aplicarse en un contexto determinado. Puede decirse entonces que decidir es un proceso donde están involucrados la persona que selecciona la opción entre varias alternativas de acción, las metas que la persona pretende alcanzar con sus acciones, sus preferencias, los criterios que utilizará para seleccionar, la estrategia que elegirá para alcanzar sus objetivos, los recursos de que dispone, la situación del entorno que la rodea y, por supuesto, el resultado, que conlleva un cierto grado de riesgo o de incertidumbre. Además, la libertad y el tiempo disponibles para evaluar las diversas opciones resultan también factores determinantes en el proceso de decidir.

La perspectiva básica desde la que alguien elige es lo que se denomina su paradigma. Lo cual no es otra cosa que un mapa cognitivo; es decir, la suma de creencias que configuran el universo personal y desde el que cada uno decide en función de su percepción de determinada situación. Lo que importa destacar aquí es que cada uno de nosotros percibe la realidad desde su propia mirada: ésta no es otra cosa que una construcción personal. Como si esto fuera poco, lo que percibimos determina lo que hacemos. Pero eso no es todo. Por lo general, las respuestas a los problemas se basan en las experiencias pasadas, que con el tiempo fueron forjando patrones dominantes de pensamientos llamados estereotipos. Y una de las razones por las que estos estereotipos tienen tanta vigencia es porque están cargados de emociones. Como escribe Estanislao Bachrach en su libro Ágilmente: "No somos seres racionales con sentimientos. Somos seres emocionales que aprendimos a pensar". Pero si lo que aparece es una situación nueva, los patrones de pensamiento no sirven. Y, por lo tanto, es necesario buscar una nueva respuesta a eso que nos desafía. Entonces, ¿cómo decidir de la mejor manera posible en un contexto nuevo?

Cada elección implica enfrentarse a una serie de factores que condicionarán la opción a tomar. Conocerlos puede ayudar a decidir escogiendo la mejor alternativa.

Falta de tiempo: uno de los principales problemas que surgen a la hora de decidir es la relación entre el nivel de complejidad de la decisión y el tiempo disponible para tomarla. Lo ideal es no apurar una decisión importante.

Trabajar con el problema equivocado: Daniel Kahneman fue el primer psicólogo que recibió el Premio Nobel de Economía (2002) por desarrollar distintos tipos de investigaciones en las que demuestra que tomamos decisiones más allá de la racionalidad lógica y consciente. Sus estudios señalan que la manera en que se comunica una situación construye el marco o punto de vista del problema y éste determina todo el proceso de toma de decisiones.

Fallar en la identificación de lo que se desea: si nos equivocamos en identificar nuestros objetivos, erraremos el camino.

No explorar todas las alternativas posibles: aparece sobre todo cuando hay que tomar una decisión para resolver un problema nunca experimentado.

No ver consecuencias que son cruciales: esto sucede cuando no advertimos la influencia determinante que tienen las variables intervinientes y su impacto en el futuro próximo.

Perder de vista el objetivo principal: cuando existen objetivos contradictorios necesitamos lograr el equilibrio entre ellos sin caer en la ilusión de la complementariedad de los opuestos.

Dilación indebida: muchas veces no se toma una decisión por las emociones negativas que trae aparejadas. En general, ese tipo de demoras sólo agranda los problemas.

No prestar atención a la incertidumbre: la incertidumbre es parte de la vida. Sin embargo, podemos reducir el grado de desconocimiento de la situación que enfrentamos utilizando herramientas que permiten evaluar y comparar las alternativas que nos acercan al resultado deseado.

No medir nuestra tolerancia al riesgo: expone a situaciones poco conocidas donde se tiende a decidir de modo irracional, presentando aversión al riesgo o bien propensión al mismo.

Fallar en el timing cuando las decisiones están concatenadas: Ocurre cuando no tenemos en cuenta los pasos sucesivos que se dan en un proceso determinado.

Guiarse sólo por impulsos: la percepción de una situación actual está determinada por las emociones que se generaron en experiencias pasadas a las que se asocia esta nueva. Por lo tanto, se termina respondiendo como en el pasado.

Parálisis por análisis, miedo o desorientación: No decidir es también una decisión, la peor de todas.

Profecías autocumplidas: se orienta la conducta hacia acciones que provocan la realidad temida o anhelada. Lo cierto es que, ante una elección relevante, la persona necesita salir de su zona de confort para analizar, con la mayor amplitud posible, lo que está en juego. Y si bien muchos de los aspectos de la elección están fuera de su control, conocimiento o comprensión, existen ciertas trampas a las que hay que prestar atención para no caer en ellas al decidir.

Tomar coraje

Para ahorrar energía, el cerebro funciona según a la información que tiene registrada. Se guía por las impresiones, tendencias, estimaciones, recuerdos, datos e ideas iniciales. La humana tendencia a responder con estereotipos nos hace buscar certezas, asociando fenómenos que no tienen ninguna relación entre sí. También es frecuente elegir la alternativa que perpetúa la situación actual, ya que nos sentimos seguros cuando podemos controlar lo que vivimos. Por eso resulta muy común que sólo se busque información que apoya las intuiciones, opiniones o perspectivas actuales, y se dejen de lado aquellas evidencias que las contrarían. Cuando alguien confía demasiado en sí mismo, la gama de alternativas se reduce mucho y así queda muy acotada la decisión por tomar. También puede ocurrir lo contrario: ser excesivamente prudente y hacer estimaciones muy conservadoras, lo que puede llevar a decisiones equivocadas. Al considerar los peores escenarios, se toman demasiados recaudos, se presupuestan grandes costos para evitar los aspectos negativos y son pocos los beneficios que se obtienen.

Es sabido que los sucesos dramáticos o trágicos dejan sus marcas en el aparato psíquico que afectan las elecciones futuras. Tendemos a elegir de manera de justificar nuestras elecciones pasadas. Muchas veces, más de lo que se reconoce públicamente, al decidir creemos que seremos favorecidos por entidades sobrenaturales porque somos especiales. Decidir es difícil porque significa aceptar que no se puede todo, que una alternativa descarta la otra. Significa, básicamente, que al tomar un camino, necesariamente se deja otro sin transitar. Y esto cuesta. Además, ante una situación nueva, nuestra zona de confort se ve amenazada y tendemos a responder con los patrones dominantes de pensamientos. Entre otras cosas aparecen prejuicios, creencias, dogmas y principios que gobiernan el comportamiento. Frente a lo nuevo hay que contar con el coraje de tolerar la ambigüedad, la inconsistencia y la incertidumbre.

Pensar de modo creativo requiere la aptitud de asociar entre dos o más ideas diferentes, ir más allá de lo conocido y creado. Tener la audacia de pensar cuántos puntos de vista diferentes hay para dar respuesta a ese nuevo problema que plantea un desafío. Leonardo da Vinci decía que algo no podía ser comprendido hasta que no fuera observado por lo menos desde cuatro perspectivas diferentes. Para ello es necesario desestructurar los modelos mentales (¡algo ciertamente difícil!). Toda decisión creativa es producto de haber tomado riesgos, ya que la comodidad es enemiga de la grandeza.



jueves, 2 de mayo de 2013

POEMA DE LA DESPEDIDA

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste...No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos
demasiado los dos.

Este cariño triste, y
apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para
quererte a ti.
No sé si te amé mucho...
no sé si te amé poco;
pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo,
sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte
como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso con esta
despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mi...
Pero te digo adiós, para toda la vida
aunque toda la vida siga pensando en ti.

José Ángel Buesa


domingo, 28 de abril de 2013

Para liberarte de los malos recuerdos, remordimientos y resentimientos

  A veces, descubrimos que no estamos en paz con nosotros mismos, que hay cosas que no podemos perdonar del todo, que hay errores cometidos que todavía no hemos digerido.

  Cuando menos lo esperamos, reaparecen en nuestro interior recuerdos de cosas que hicimos o dijimos en el pasado; y sufrimos por habernos equivocado, y nos duele haber quedado mal ante los demás.

  También, en algunas ocasiones, nos atormentan recuerdos de malas experiencias que hemos tenido. Quisiéramos olvidarlas, pero cuando no nos damos cuenta, en la cama o en un momento de soledad, vuelven a aparecer esas sombras.

  Otras veces, se nos hace un nudo en la garganta porque recordamos a las personas que nos han hecho daño, nos han fallado, nos han humillado, y en el fondo, necesitamos que de alguna manera paguen por lo que han hecho. O nos culpamos a nosotros mismos por lo que hemos sufrido y nos despreciamos interiormente.

  Todas estas cosas son como venenos interiores que no nos dejan disfrutar de la vida y que empañan nuestra alegría.

  Vale la pena que nos detengamos a enfrentar esos "demonios" que nos atacan, para poder alcanzar una vida más sana y más libre.

Reconciliarte con tu pasado y estar en paz con tus recuerdos

  No podemos pretender ignorar el pasado y decir que no existe. Es cierto que lo que sucedió ya pasó, y que sólo existe el momento presente. Pero nadie puede negar que el pasado se nos ha metido adentro, y que suele hacernos daño a través de los malos recuerdos.

  Las cosas que nos han hecho sufrir perduran en la memoria; no sólo en la mente, si no, también, en la memoria de la piel, de los músculos y del corazón.

  Porque la piel y los músculos tienen una memoria propia. Por eso, al que tuvo un accidente se le recomienda que no deje de realizar la misma actividad que hacía cuando se accidentó, para que el trauma no se grabe aún más en la memoria corporal.

Víctor Manuel Fernández.

jueves, 25 de abril de 2013

Tal vez...


Tal vez envejezca demasiado rápido. Pero lucharé para que cada día haya valido la pena.

Tal vez  sufra innumerables desilusiones en el correr de mi vida. Pero haré que ellas pierdan importancia ante los gestos de amor que encuentre.

Tal vez  no tenga fuerzas para realizar todos mis ideales. Pero jamás me consideraré derrotado.

Tal vez en algún instante yo sufra una terrible caída. Pero no quedaré por mucho tiempo mirando hacia el suelo.

Tal vez un día el sol deje de brillar. Pero entonces me iré a bañar en la lluvia.

Tal vez un día sufra alguna injusticia. Pero jamas asumiré el papel de víctima.

Tal vez tenga que enfrentar algunos enemigos. Pero tendré humildad para aceptar las manos que se extenderán en dirección mía.

Tal vez una de esas noches frías  derrame muchas lágrimas. Pero no me avergonzaré por ese gesto.

Tal vez sea engañado innumerables veces. Pero no dejaré de creer que en algún lugar alguien merece mi confianza.



Tal vez con el tiempo yo perciba que cometí grandes errores. Pero no desistiré de continuar mi camino.

Tal vez con el correr de los años pierda grandes amistades. Pero aprenderé que aquellos que realmente son mis verdaderos amigos, nunca estarán perdidos.

Tal vez algunas personas deseen mal para mí. Pero continuaré plantando la semilla de la fraternidad por donde sea que pase.

Tal vez  quede triste al concluir que no consigo seguir el ritmo de la música. Pero entonces, trataré que la música siga el compás de mis pasos.

Tal vez nunca consiga ver un arco iris. Pero aprenderé a diseñar uno, aunque solo sea dentro de mi corazón.

Tal vez hoy  me sienta débil  Pero mañana recomenzaré de nuevo, aún si es de una manera diferente.

Tal vez no aprenda todas las lecciones necesarias. Pero tendré la conciencia que las verdaderas enseñanzas ya están grabadas en mi alma.

Tal vez  me deprima por no ser capaz de saber la letra de aquella música. Pero quedaré feliz con las otras capacidades que poseo.

Tal vez la voluntad de abandonar todo se vuelva mi compañera. Pero en vez de huir, correré tras aquello que anhelo.

Tal vez no tenga motivos para grandes celebraciones. Pero no me dejaré de alegrar con las pequeñas conquistas.

Tal vez  no sea exactamente quien me gustaría ser. Pero pasaré a admirar quien soy.

Porque al final sabré que, aun con incontables dudas, soy capaz de construir una vida mejor.

Y si aún no me convencí de eso, es porque como dice aquel dicho :
“todavía no llega el fin”

Porque al final no habrá ningún “talvez” 
y si la certeza... de que mi vida valió la pena y que yo hice lo mejor que podía.


Autor desconocido

lunes, 1 de abril de 2013

Distancia


Existe una distancia incalculable
que no se mide en horas ni en pulgadas
ni en millas ni en semestres ni en tamaños
lejos y cerca son casi lo mismo
y es la frágil distancia del amor.

En ese territorio que es del alma
la nostalgia está lejos y nos mide
el tacto es un placer de cercanías.

En extraños azares sin embargo
la nostalgia del tacto se inaugura
y entonces la distancia es sólo un punto
el punto del amor, ese infalible.

Mario Benedetti. 

Ama y haz que te amen

Explican los filósofos que hay tres tipos de amor. Eros o pasión es aquel sentimiento que vivimos muchas veces y que siempre confundimos con el verdadero amor. No logramos estar lejos de la persona amada, como si nuestra existencia dependiera de ella. Nuestros celos son mortales, pues el otro es más una posesión que un ser amado. Este sentimiento es perjudicial para nosotros y para los demás y se asemeja a una fiebre alta, durante la cual sólo deliramos sin ver la realidad.

Otro tipo de amor es la Filias o amistad. En este amor ns alegramos de que la persona exista. Queremos siempre su bien, aunque sea duro para nosotros. Es un tipo de amor incondicional, como el de la madre hacia su hijo, y es el amor de las verdaderas parejas.

El verdadero amor, aquel amor de Dios y de los santos se llama ágape, y se traduce como "caridad". Este amor es para nosotros muy difícil de lograr. Es el amor que ama al enemigo, como enseñó Jesús. Para nosotros queda la idea de un amor siempre incondicional, que busca acercarse a la caridad y distanciarse de la pasión. Así nos liberaremos de todas las reglas, porque quien ama actúa mucho más allá y mejor de lo que las reglas determinan.

Carmen Seib.

domingo, 31 de marzo de 2013

Todo es posible


Ser feliz no es tener una vida perfecta, es soñar y llorar al mismo tiempo...

Ser feliz es amar aunque a veces te golpee...

Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir a pesar de todos los desafíos...

Ser feliz es dejar de ser víctimas de los problemas para volvernos autores de nuestra propia historia.



sábado, 23 de marzo de 2013

Todo es realidad, nada es cuento (final)

 Se despiertan en mí deseos de superación. Necesito convertirme en una dama culta y elegante. Para cubrir mis complejos, ataco. Reclamo. Hago notar la falta de validez de nuestro matrimonio. Julio agota los recursos de persuasión y no me convence. Decido irme y me voy.
 La casa me ve partir y se recuesta en su desazón. El sol se oculta entre las nubes para disimular su confusión. Todos me miran sin entender. Nadie puede creer. Ni yo puedo creerlo.
 Me alejo. Estoy decidida pero me duele. Vuelvo la cabeza con la ilusión de ver una mano levantada llamándome.
 Sólo quietud y silencio.
 Me instalé en la ciudad y me dediqué a estudiar compulsivamente. Logré ubicarme como recepcionista en una empresa de trasporte aéreo mientras asistía a clases de inglés y francés. Hice cursos de decoración, de urbanismo, hasta de ceremonial y protocolo. Sufrí. Lloré. Esperé. La carta no llegaba.El teléfono no sonaba. Traté de adaptarme al nuevo horizonte sin dejar de extrañar ese otro horizonte donde las voces del viento son fieles mensajeras. Las voces no se acercaban a contarme que alguien vendría por mí. Me preguntaba si no habría de arrepentirme y si el día que me arrepintiera no sería demasiado tarde.
 Por pedido de mi padre fui a hacer unos trámites inmobiliarios.

-Necesito actualizar algunos datos de las propiedades de Nocetti.
 El joven va en busca de las carpetas y vuelve.
-¿De qué Nocetti, señorita?
- De Antonio Nocetti- le respondo sorprendida porque papá es el único en esa zona- ¿o hay otro Nocetti que yo no conozca?
- No sé, pero acá hay una propiedad a nombre de Leticia Nocetti.
- Leticia Nocetti soy yo.
-Entonces es suya, quédese tranquila, los impuestos están al día.
-¡Yo no soy propietaria! ¡No tengo bienes materiales!-exclamo como si él estuviera atacándome.
 Me mira como a alguien que sale de un psiquiátrico. Le pido que me deje ver las carpetas. Aún hoy no puedo explicar lo que sentí en ese momento.
 Volví a casa y llamé a Julio.

-¿Qué significa eso de que tu casa está a mi nombre?
- Nuestra casa.
-Es tu casa, la casa de tu familia.
-Te amo.
-Quiero que me expliques...
-Te amo.
-¿No sabes decir otra cosa?
-Es que sólo sé que te amo.

 Corto y sigo indignada y lo extraño y lo necesito y trato de calmarme y no puedo y lo amo hasta el delirio y me pongo a llorar a los gritos.
 Como la voz del pastor que emerge entre los cerros, imprudente y prolongada, llegó el rumor de que Ricky preguntaba por mí. No quise verlo por no herirlo porque él, que me conocía de niña, con sólo mirarme se daría cuenta de cuán enamorada estaba. Ricky quedó en el recuerdo como el bife jugoso y el puré, alimentos que en otros tiempos eran indispensables, pero después de saborear otros manjares y paladear el buen vino no podía volver a ellos porque me resultarían desabridos.
 El teléfono me despertó una mañana.

-¡Tía Coché, qué gusto escucharla!
-Leticia querida, espero no te incomode lo que voy a decirte.
-Qué pasa. No me asuste.
-Voy a ser directa. Quiero que vengas. Julito no está bien.
-¡¿Qué tiene!? ¡Por favor!
-Está con gripe, una bronquitis que no puede superar.
-El cigarrillo. Es por el cigarrillo, otra vez ese maldito vicio, yo le dec...
-¿Vas a venir? Perdoname, soy una vieja metida...nosotros estamos al lado, pero él te necesita a vos.
 Fui de noche porque a Julio le gusta la noche. Estaban en la casa tía Coché, Víctor y Neca con sus respectivas familias. La reunión habitual de los sábados, me dije. Después advertí que era martes. No pude dejar de recordar cuando creíamos que era una vivienda despojada de afectos con un viejo solitario. En el pasillo vi una silla de ruedas.
 Julio está en la cama, no tiene aspecto de enfermo. Tiemblo como la primera vez. Los ojos verdosos cuajados de ternura, los brazos oferentes y yo que lo miro como si mirara al Mesías. me siento al lado de la cama y comenzamos a hablar quedamente, saboreamos cada palabra. me ira de pies a cabeza.
 -Creí vendrías vestida de fiesta y con aires de gran dama...¿y? ¿aprendiste todas esas cosas que querías aprender?
 Veo los tacos bajos, mis cabellos al viento, la falta de maquillaje y no sé qué responder.
-¡Tonta!- me ronronea y se ríe con esa risa que sólo él sabe reír, me pasa la mano por el rostro como si limpiara un vidrio empañado- sos tonta, para qué querés cambiar si así te conocí y así te quise. Te lo dije mil veces...
 Me toma entre sus brazos y me dejo estar, no toco el tema de la casa para no alterar ese momento. Es él quien lo hace.

-¿Ya se te pasó el enojo?
Levanto los hombros en un tácito no sé.
-Me alegró tanto escucharte enojada.
-¿Te alegró que me hubiera enojado?
-Me alegró porque no cambiaste. Con esa reacción demostraste que seguís siendo mi chiquilina.
-No me explicaste lo de la casa.
-No hablemos de eso ahora, pero para que te quedes tranquila te digo que esta casa es tuya porque sos la dueña de mi vida.
 Entra la tía Coché con la bandeja.
-Como sé que tienen mucho de qué hablar les traigo la cena para que coman juntitos y tranquilos.
 Me llamó la atención que estuvieran todos y Julio no compartiera la mesa.

 Víctor me llevó a casa de mis padres y a solas, en el auto, pudimos hablar.
-Julio no puede caminar. ¿verdad?
-¿No hablaron de eso?
-No.
-No le preguntaste para no incomodarlo ¿no? Sos única, Leticia, por eso te queremos tanto...Julio tiene una enfermedad que se lama postración emotiva.
-Postración emotiva, entonces es psíquico, todo pasa por la cabeza.
-Exacto.
-Y los médicos qué dicen.
-Eso, que es psíquico. Estuvo en Boston con Juan Carlos y allá le dijeron lo mismo.
-Y qué va a hacer...qué tratamiento.
-El tratamiento ya empezó esta noche ¿o me equivoco?
 No me mires así, el tratamiento sos vos, Leticia, vos sos la única que lo puede curar. Se enfermó porque te fuiste, no soportó la separación.

-Él ya había pasado por una separación.
-Es distinto, a vos te ama.
-Y qué tengo que hacer.
-Quererlo, estar con él.
-Si yo lo quiero...
 Se ríe a carcajadas y lo veo tan parecido a Julio.
-¿Uf! Vaya si lo querés, quién lo duda-vuelve a reír- ustedes dos...No sabés lo triste que quedó cuando te fuiste. Todos te extrañamos en realidad, él más por supuesto. Y...es un grandulón pero no lo soportó.

-Sin embargo no me buscó.
-Porque se enfermó. Si no hubiese sido por la invalidez, la separación de ustedes no duraba más de una semana. No quiso que te avisáramos, le molestaba que lo vieras así. Nos hizo jurar que no te contaríamos. Cuando se preparaba para ir a Boston, Neca estuvo a punto de llamarte, no podíamos ocultarte algo tan importante...Se puso como loco y nosotros tontamente respetamos su decisión. Después volvió igual, dijimos al diablo con el secreto, la tía te llamó y le avisó después de haber hablado con vos.

-¿Quién lo acompañó a Boston?Podría haber ido yo.
-Neca y yo lo acompañamos. Claro que podías haber ido vos, pero nosotros, no te íbamos a dejar que fueras sola.
-Jamás imaginé que a Julio le pudiera pasar algo así...
-Ustedes van a volver a estar juntos...¿me dejas que te dé un consejo? Ámense, pero no ¡tanto! Lo que te quiero decir es que se amen con normalidad. Vos lo admiras como si Julio fuera un ser superior y él está enamorado como un bobo y por eso cometen locuras como ésa de separarse. Déjense de embromar con idolatrías y vos sácate de la cabeza esas ideas de que tenes que actuar como una dama. ¿Para qué?

 En una semana estuve instalada. Me pareció que las flores agitaron sus pétalos en señal de júbilo. Que los árboles se hamacaron al son de la música de los vientos. Que el mar salpicó bienaventuranzas para que las rocas se las transmitieran a los caminantes. Y todos, en cómplice cofradía, se dispusieron a esperar el nuevo capítulo de esta novela de amor.
 Julio me cobijó con la misma pasión, me amó con la misma entrega. Mi actitud fue diferente. Me olvidé del inglés, del francés y de las clases de protocolo. Me convertí en el bastión del hogar. Me propuse que Julio se recuperaría sin medicinas, sin terapias, sin aparatos, sin bastones. Sólo con mis bazos y nuestro amor. La primera decisión pareció la más cruel, pero fue imprescindible que la tomara: doné la silla de ruedas al hospital.

 Creé espacios para cada uno. Invitaba a mis amigas, pasaba la tarde en casa de mis padres para que Julio, en soledad, pudiera dar rienda suelta a sus desánimos, a sus rabias y también a sus lágrimas. Fue difícil. Muy difícil. Luchamos juntos y tuvimos luchas individuales. Él tuvo que vencer la vergüenza de que lo viera impedido y yo tuve que ayudarlo a combatir esa vergüenza  Todas las mañanas se apoyaba en mí y dábamos un paso, dos, tres. Nos caíamos y nos levantábamos. Ocho, nueve pasos. Nuevamente el retroceso y a recomenzar. Angustia. Esperanza. Desesperación. Entusiasmo. Cada día un empezar. Progresos y caídas. Triunfos y derrotas. Veinte pasos, treinta. Después fueron las caminatas por el jardín, luego las sesiones de natación y ¡la recuperación final!

 Ahora estoy en la puerta de mi reino, el trono en el que me ubicaron por ser simplemente Leticia. Llega Julio. Lo veo avanzar por el sendero y no puedo correr a recibirlo. Ya no. Ahora soy yo la que necesita de su abrazo. Estoy lenta, pesada y torpe. Nueve lunas redondearon mi cintura. Hay olor a parto en la casa de la colina.

Extraído de "Cuentos que no son cuento", Zunilda Blanchet, Corrientes, 2007.

domingo, 17 de marzo de 2013

Todo es realidad, nada es cuento (2 parte)

 Al bailes de primera como de costumbre fuimos en comitiva juvenil. Al entrar lo vi con la copa de whisky en la mano. Estaba con los amigos. Nos ubicamos donde se ubican los jóvenes. Nos reunimos en charla sin fin sin dar importancia al resto, ni siquiera a la música. Después de un rato mis amigas quedaron mudas, con la expresión congelada. Era evidente que a mis espaldas estaba sucediendo algo. Quede tiesa a la espera de la catástrofe que habría de suceder de acuerdo con las caras, hasta que un perfume importado se agachó hasta mi estupefacción y me invitó a bailar. En plena danza me abstraigo y trato de dilucidar si es cierto, si puede ser cierto, si podría llegar a ser cierto que estoy en brazos del inaccesible Julio Pellegrini, al que crei viejo y es un atractivo joven de un poco más de treinta años. Lo miro como si mirara al Mesías. Me sonrie y me dice:
-Qué linda sos, pareces un cascabelito.

-No está bien que baile con usted-le respondo a manera de defensa.

-¿Por qué?

-Porque es casado.

-Divorciado.

-Es lo mismo.

-No es lo mismo.

-Para mí, sí.

-Sos tozuda ¿eh?

Después arrastré hasta el baño a mi amiga Tita para que me dijera qué quería decir tozuda.

-¿Eso te dijo?

-Si.

-¡Ah!

 Nunca supe si ese ¡ah! fue de admiración o de burla.
 Julio me dedicó la noche y yo le dediqué la noche. Después de un gracias por tu compañía y de mi torpe hasta mañana, nos separamos sin promesas.
 El alba me encuentra acodada en la ventana con el vestido puesto, el maquillaje y los tacos altos. Saboreo lo que pasó en la noche. Otra vez pienso en la casa y creo que ella estará ansiosa por conocer los sentimientos de su habitante.
Yo también quiero conocer sus sentimientos. Que puede sentir un hombre de mundo como él por una pueblerina tonta, a pesar de que dijo que hacia mucho tiempo que me había descubierto. Mientras pienso siento su perfume tan diferente del azufre y del alcanfor que suponíamos con las chicas. Abandono la ventana y me acuesto, no para dormir sino para seguir soñando despierta.
 Ricky ya no estaba en mi vida.
 El domingo seguimos con el ritual de ir al bar después de la misa vespertina. Ninguna de mis amigas deja de patearme bajo la mesa cuando entra. No me doy vuelta. No lo necesito si cada una me va avisando entre dientes lo que ve. No lo miro con los ojos pero si con el alma y sé que nadie toma la copa como él, ni existe otro hombre que haga volutas con el humo con tal maestría. Jamás alguien lució tan bien una camisa celeste.
 Llega el mozo con una bandeja y dice que es una atención del señor Julio Pellegrini. Después la vida me enseñó que son gentilezas para iniciar un acercamiento. Nosotros no supimos cómo actuar y al rato salimos a los tropezones, sin siquiera saludar.
 El valle se acurrucó en su manto verde a la espera que las piedras ruginosas le confirmaran la noticias. Las elecciones ondularon sus caderas para dejar pasar las ráfagas parlanchinas. El mar se encrespó incrédulo y el pueblo todo se convulsionó. Nadie dejó de comentar que Julio Pellegrini, hombre maduro y divorciado, estaba de novio con una chiquilina, la menor de los Nocetti.
 Otra vez el revuelo familiar. Papá se sumergió en un angustioso mutismo, deambulaba por la casa con la expresión de ¡socorro! ¡Caperucita está a merced del lobo! Mamá directa y combativa.

-Nena, es un hombre grande para vos.

-Tiene sólo trece años más que yo.

-Pero es casado.

-¡Divorciado, mamá!

-Es lo mismo.

-No es lo mismo.

-Hay tantos jóvenes solteros...

-Ricky era joven y soltero y vos también te opusiste.

 Nuevamente el apoyo de mis hermanos. Cecilia con su optimismo de que todo iría bien y Darío con su coherencia de que la felicidad depende de cada uno.
 Como corresponde a un caballero, Julio solicitó una entrevista con mis padres. Les habló de sus sentimientos y les dijo que cuando la relación estuviera consolidada nos casaríamos en Méjico ya que él no podía hacerlo en Argentina.
 Para formalizar el compromiso organizó una reunión en su casa. Fueron mis padres, mis hermanos, los cuatro abuelos, la única tía que vive en el pueblo y su familia y mis tres amigas íntimas. La casa es lo opuesto a lo que la gente cree, no es una ermita sino una mansión por la riqueza de afectos. Son cuatro hermanos, Víctor y Neca, casados, Juan Carlos el menor, soltero. Desde la muerte e los padres Julio vive solo, cuida los campos y consiente a los sobrinos. Víctor se ocupa de la parte contable, Neca hace de secretaría y Juan Carlos estudia en Boston y después voló a Méjico a presenciar nuestra ceremonia. Y está la amada tía Coché. En la fiesta estuvieron, además, los amigos, uno con su novia, dos con sus esposas y otro, solo.
 Las dos familias se unen. La abuela Emma intercambia recetas culinarias con la tía Coché. Papá charla con Víctor. Neca me toma del hombro y me hace recorrer la casa. El amigo de Julio ensaya miraditas con Cecilia. Los abuelos departen con el marida de la tía Coché. Mamá le promete a Julio que irán a presenciar la boda. ¡Ay, Dios, decime que esto no es un sueño!

 Nos casamos en Méjico y luego de quince días en Acapulco volvimos rebosantes, dueños del universo. Vivimos tres años de amor pleno en los que vi por los ojos de Julio, escuché por sus oídos  reí su risa, soñé sus sueños y él me amó como si cada instante fuera el último. Pero casi inconscientemente algunos granitos de arena fueron cayendo. Esos granitos formaron una duna primero y un desierto después. Al principio me persiguió el fantasma de Morena Arriaga, me incomodaba la idea de que hubiera estado en la casa. Pensaba que ella había dispuesto el lugar de las cosas, que la decoración respondía a su gusto y me fastidiaba. Intentaba renovar los ambientes y no sabia cómo hacerlo, de esas cosas siempre se ocuparon mamá y Cecilia. Con la protección de papá siempre viví según me dictaban la piel y el corazón, al cerebro le daba poca importancia. Veía los anaqueles repletos de libros, quería leerlos y temía aburrirme. Julio los devoraba mientras yo me deleitaba con las revistas de actualidad.
 Mi inseguridad hizo crisis, me consideraba insignificante, pobre de conocimientos, desnuda de sociabilidad. No sabía cómo desenvolverme, los demás lo notaban y me sobreprotegían. El ama de llaves me cuidaba como si fuera su hija, el jardinero me mimaba y Julio festejaba mis chiquilinadas como un tío solterón y yo quería ser la señora de la casa. Tampoco podía ostentar ese lugar porque ante la ley no era la señora Pellegrini, era Leticia Nocetti, estado civil, soltera.
 Me sentía nada en medio del todo.

CONTINUARÁ...

sábado, 16 de marzo de 2013

Todo es realidad, nada es cuento (1 parte)

LA CASA DE LA COLINA

La naturaleza puso todo su esplendor en el lugar en que nací. Un manto verde se desplaza gallardo entre las rocas que, con no menos orgullo, exhiben su tostado permanente. Esas tonalidades, claras por aquí, oscuras por allá, brillantes por doquier, sirven de marco a cerros y colinas. El mar no podía estar ausente y ruge desde su inmensidad azulada. Siempre tuve la sensación de que el Génesis y el Apocalipsis se juntaron, que nada hubo antes ni habrá después y entre ambos, sólo la belleza de mi pueblo. Como así también creía que nada existía fuera del amor de Ricky.

 Así es mi tierra, tímida y salvaje, bella y caprichosa. Allí están los que amo. Están los recuerdos y los olvidos. Están las alegrías y las tristezas. Están en mi casa, mis calles, mi escuela, mi iglesia. Y está también la casa de los Pellegrini.
 Era para mí una vivienda más. Alejada de la mía, enigmática allá en lo alto no despertaba mi interés, sin embargo los comentarios hicieron que le prestara atención. Decían que el mar llegaba para besar su planta y que hacia una reverencia y se retiraba porque ella, orgullosa como su propietario, no permitía que le mojara los pies. Se comentaba que la habitaba un hombre solitario del que no se sabia mucho. Dueño de campos, amante de la ciudad. Nunca caminaba por el pueblo.
 Cuando íbamos a la playa debíamos pasar por el costado. Con mis amigas hacíamos bromas sobre Julio Pellegrini, al que llamábamos el viejo. Nos mofábamos de su soledad e imaginábamos a la vivienda con olor a azufre y alcanfor. Pero algo me intrigaba y me preguntaba por qué si era un ermitaño, los vehículos entraban y salían. No entendía cómo una casa desierta podía estar rodeada de flores que constantemente ofrecían un arco iris encantador. Notaba esas incongruencias y me las guardaba porque nadie me hubiese escuchado.
 Revuelo familiar. ¡La nena tiene novio! Mis hermanos, Darío con diecinueve y Cecilia con dieciocho, no tienen pareja y yo, a los catorce, me declaro enamorada de Ricky, un chico de mi colegio. Que soy chica, que primera están los estudios, que las salidas están prohibidas. Al principio los enfrenté, pero después con la complicidad de mis hermanos pude actuar sin despertar sospechas y con Ricky convertimos nuestros encuentros furtivos en pasajes edénicos. 
Cada instante tiene sabor a eternidad, nos prometemos amor por siempre y nos juramos amarnos aun después de la muerte.
 Pasamos dos años de amores a escondidas. Felices. Despreocupados. Yo siempre partía con uno de mis hermanos a cuestas para la tranquilidad de mis padres. Integrábamos un grupo de chicos y chicas muy divertidos, entre los que estaba Ricky.
  Como la voz del pastor que emerge entre los cerros, imprudente y prolongada, llegó el rumor del casamiento del viejo Pellegrini. Se casaba con Morena Arriaga, una ignota dama de la ciudad y lo hacía en la iglesia del pueblo, en oposición a sus hábitos metropolitanos.
  Presenciar la ceremonia fue la excusa perfecta para estar con Ricky un sábado de noche sin que en casa sospecharán. Con diecisiete años, a punto de recibirme de Perito Mercantil y Ricky con diecinueve y tres materias de Abogacía aprobadas, éramos merecedores de un poco más de libertad. Sólo un poco. Mi madre seguía con la letanía de "Estás perdiendo tus mejores años al lado del que primero conociste". Ricky no era el primero que conocí sino el que elegí entre todos los conocidos.
  No era un casamiento más, era la oportunidad de conocer al viejo ermitaño que se une a una mujer, seguramente a imagen y semejanza. Acudimos en grupo bullicioso, como siempre. Esperamos en el atrio, Ricky aferrado a mi cintura y yo feliz de sentir su protección.
  Termina la ceremonia. Los novios avanzan por la nave central. Ella elegantísima con un vestido al cuerpo, color natural, guantes de encaje y un rosario de cuentas diminutas. Tiene la nariz como el águila, los labios escondidos y una expresión dura en toda la cara. Él, de jaquette, sus cabellos del color que deja el arado en el surco, los ojos verdosos, chispeantes detrás de un manojo de pestañas. Está a un metro de distancia. Lo miro y un gusanito me penetra por los ojos, por los oídos, por la respiración, por la piel, recorre el torrente sanguíneo y se aloja en el corazón. De soslayo veo la imagen de Ricky y se achica despiadadamente.
 Al otro día, con el temor de que el rubor me delatara, le pregunté a mamá la edad de Julio Pellegrini. Debe tener treinta, me respondió con indiferencia.
 Sigo recordando las contradicciones de la casa de la colina. No sé por qué allí las plantas se yerguen altivas, no por vanidad, sino a la espera de que la brisa marina le susurre mensajes diferentes. Intuyo que las flores que la rodean están ansiosas por adormecerse en otros columpios y que esa construcción imponente le gustaría que el mar deponga sumisión y la golpee con sus olas hasta dejarla aterida e indefensa. Pero debo dejar de pensar porque cada vez que pasamos camino a la playa, me convenzo más de que Pellegrini pertenecen a otro mundo. Mundo al que jamás tendré acceso ni podrán tener ninguno de mis amigos a pesar de la sencillez que descubrimos la noche del casamiento.
 Ricky en la Facultad y yo en casa. Inexplicablemente un humo tenue se extendió entre los dos. Estoy triste y confundida. Más confundida que triste. Las golondrinas retrasan el regreso tal vez porque están anidando en la sonrisa de esa compañera de estudios que acompaña a Ricky en los últimos tiempos o quizás porque ya anidaron en los ojos verdosos descubiertos en la puerta de la iglesia después de la boda.
 Como la voz del pastor que emerge entre los cerros imprudentes y prolongada, corrió el rumor del divorcio de Julio Pellegrini y en mis oídos sonaron violines. De la esposa no se supo más, sólo comentarios de que se radicó en Europa. Mis amigas me contaron que habían visto a Julio en su camioneta por el pueblo. Ya no lo llamaban el viejo.


CONTINUARÁ...

viernes, 8 de marzo de 2013

Tus pertenencias


Un hombre murió Intempestivamente
Al darse cuenta vio que se acercaba Dios quien llevaba una maleta consigo y le dijo:
Bien hijo mio, es hora de irnos
El hombre asombrado le preguntó a Dios
Ya... tan pronto tenía muchos planes...
Lo siento hijo... pero es el momento de tu partida
Qué traes en esa maleta?
-Tus pertenencias...
Mis pertenencias?
Son mis cosas, mis ropas, mi dinero?
-Lo siento hijo, las cosas materiales que tenías, nunca te pertenecieron... Eran de la tierra.
...Traes mis recuerdos?
-Lo siento hijo, esos ya no vienen contigo nunca te pertenecieron, eran del tiempo...
...Traes mis talentos?
Lo siento hijo pero esos nunca te pertenecieron... Eran de las circunstancias
...Traes a mis amigos, a mis familiares?
Lo siento hijo pero ellos nunca te pertenecieron... Eran del camino
...Traes a mi mujer y a mis hijos?
Lo siento hijo ellos nunca te pertenecieron... Eran de tu corazón
...Traes mi cuerpo?
Lo siento hijo... Ese nunca te perteneció... Ese era del polvo
...Entonces, traes mi alma?
-Lo siento hijo pero ella nunca te perteneció... Era mía
Entonces el hombre lleno de miedo arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía, con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre le dijo a Dios
-Nunca tuve nada?
Si... hijo mío... Cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos...
La vida es sólo Un momento... Un momento todo tuyo
Disfrútalo en su Totalidad...
Que nada de lo que crees que te pertenece te detenga...

domingo, 10 de febrero de 2013

Pescadores de hombres

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 4, 18-22

“En aquel tiempo:
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar, porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres».
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, ya su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca -y a su padre, y lo siguieron.”

PESCADORES DE HOMBRES

JESÚS vén a mi barca y dime cuando debo tender las redes,
no quiero que este llena de cosas materiales, quiero otros frutos.

Quiero tu paz y eres el único que puede calmar mi angustia.

Me necesitas y yo te necesito a ti.
¡Naveguemos mar adentro!

jueves, 7 de febrero de 2013

Once minutos

"El deseo profundo, el deseo más real es aquel de acercarse a alguién. A partir de ahi, comienzan las reacciones, el hombre y la mujer entran en juego, pero lo que sucede antes, la atracción que los unió, es imposible de explicar. Es el deseo intacto, en estado puro.



Cuando el deseo todavía esta en ese estado puro, hombre y mujer se apasionan por la vida, viven cada momento con veneración y, conscientemente, esperan siempre el momento adecuado para celebrar la siguiente bendición.

Así, las personas no tienen prisa, no precipitan los acontecimientos con acciones incoscientes. Saben que lo inevitable se manifestaría, que lo verdadero siempre encuentra una manera de mostrarse. Cuando llega el momento, no dudan, no pierden una oportunidad, no dejan pasar ningún momento mágico porque respetan la importancia de cada segundo.

Todos sabemos amar, pues hemos nacido con ese don. Algunas personas lo practican naturalmente bien, pero la mayoría tiene que reaprender, recordar cómo se ama, y todos, sin excepción, tenemos que quemarnos en la hoguera de nuestras emociones pasadas, revivir algunas alegrías y dolores, malos momentos y recuperación, hasta conseguir ver el hilo conductor que hay detrás de cada nuevo encuentro; si, hay un hilo."


Paulo Coelho

lunes, 4 de febrero de 2013

Lección 2

"Llorar es terapéutico, descarga tensiones y alivia"

Solemos llorar cuando perdemos a un ser querido, cuando estamos afrontando un duelo. Este llanto es sanador. Cuando hay una pérdida, necesitamos llorar. El duelo es parte de la vida, es energía, es dolor que hay que gastar.
Llorar el tiempo que sea necesario. Es una herramienta que tenemos para recuperarnos.

Todas las emociones que se guardan, que se encapsulan sin ser sanadas terminarán enfermando nuestro cuerpo.

Tenemos que buscar, pedir aquello que necesitamos, arrebatar lo que nos falta para poder terminar esta etapa de lamento. Buscar  la persona, el contacto, la relación que traiga el favor, el beneficio, la respuesta que estabas esperando.

¿Favor?
- Favor es recibir lo que pedis.
- Favor es que te abran una puerta.
- Favor es aquello especial que hace que te elijan a vos entre miles.
- Favor es que te digan: "No sé por qué, pero yo elijo darte esto a vos".

Sufrir inútilmente cuando nos torturamos por nuestros errores

Todos nos equivocamos y tenemos que aprender de nuestros errores, pero cuando nos empezamos a torturar por el error que cometimos, sufrimos inútilmente.
Frente al error que te causó ese dolor, aprendé de el, olvidá los detalles y seguí adelante. Perdonate a vos mismo y no sufras.

El sufrimiento nos tiene que llevar a algo, tiene que haber un sentido y tenemos que descubrirlo.

Hablar bien es simple

Nuestra manera de pensar y hablar es la causante en muchos de los casos de nuestro sufrimiento. Muchos de los sufrimientos que tenemos son consecuencia de lo que decimos, provienen de nuestra confesión.

Es necesario saber que la mala confesión siempre trae sufrimiento.

Tan pequeñas e inocentes como lo puede ser un fósforo son nuestras palabras. Las que soltamos libremente, si caen encendidas, pueden destruir una familia, una generación, un hogar, la paz. Hay confesiones que lo único que traerán a nuestra vida es sufrimiento. Por eso hay que escuchar lo que decimos en primer lugar de nosotros mismos, para que después no nos lamentemos.

¿Hay explicación para el sufrimiento?

El sufrimiento no tiene explicación. Es parte de la vida de todos los seres humanos. Somos nosotros quienes tenemos que encontrarle un sentido a nuestro dolor para poder trasformarlo de manera tal que no se convierta en un enojo o en una depresión profunda que termine enfermándonos.

No te detengas en el error, pensá positivamente para ir solo detrás de lo valioso y de lo importante. La pasaste mal, pero en tu mano seguis teniendo un arco.
Es el sueño por el cual te levantás con fuerzas y pasión todos los días; aunque te disparen flechas, aunque parezaca que el sufrimiento no te va a dar tregua, no sueltes tu sueño, tomalo y conquistalo, te pertenece.

Hay algo bueno escondido dentro de vos
que en los momentos de crisis y de dolor saldrá a la luz.

Extraído de "Heridas Emocionales", Bernardo Stamateas.


























domingo, 3 de febrero de 2013

Lección 1

"Solo cuando podemos expresar el dolor,
cuando lo gastamos, cuando lo reconocemos, 
es que el dolor empieza a sanarse.
Solo cuando lo atravesamos es que lo curamos."

¿Cómo hacer para borrar de nuestra mente ese momentos, esas imágenes que se repiten una y otra vez?
Pareciera ser que los recuerdos feos quedan grabados en nuestra mente, marcados a fuego, regresan una y otra vez para causarnos más dolor del que ya tenemos.
Con los recuerdos lindos, con los buenos momentos no sucede lo mismo. Ellos quedan marcados en nuestra mente, pero no se repiten intensamente, somos nosotros mismos quienes decidimos traerlos a nuestro presente.

Por ello:
A cada dolor, a cada tristeza, necesitamos añadirle una foto linda, un recuerdo feliz. Esto no quiere decir que debemos negar el dolor y repetirnos: "No me tengo que acordar, no me tengo que acordar más", si no permitirnos el dolor, ese recuerdo triste, pero a ese momento que vuelve a la mente podemos agregarle la foto de aquel momento feliz que pasamos con esa persona que hoy no esta.

Significa "voy a pensar en ese recuerdo triste, pero también voy a ser capaz de ver algo bueno en medio de este momento tan díficil".

Las personas que atraviesan un proceso de dolor tan intenso se animan a arriesgarse mucho más: se dan cuenta de que uno se arrepiente más por aquello que no hizo que por lo que hizo.

Extraido de "Heridas Emocionales" de Bernardo Stamateas.

viernes, 25 de enero de 2013

“NO SE OLVIDE DE CABEZAS”




Se recuerda este viernes un nuevo aniversario del crimen que conmovió al país y por el cual solamente dos personas continúan en prisión. El excomisario de Pinamar tiene arresto domiciliario y estudia Derecho. 

El 25 de enero de 1997 se llevó a cabo un hecho que atentó contra la libertad de expresión de un trabajador. José Luis salía de la casa de Oscar Andreani, presidente de la cadena de correos, ubicada en la ciudad costera de Pinamar. A José Luis lo secuestró una banda, lo golpearon, le pegaron dos balazos en el cráneo con total impunidad, y como si fuera poco, lo esposaron e incendiaron su cuerpo dentro del automóvil que la revista Noticias había alquilado, un vehículo Ford Fiesta blanco, en la cava de General Madariaga en las afueras de Pinamar.

“Lo mató una mafia que no quería que la fotografiaran”, expresó su hermana Gladys Cabezas. El asesinato del reportero gráfico ocurrió luego que la revista para la cual trabajaba, realizara una investigación sobre el presunto caso de corrupción de parte del empresario postal “Alfredo Yabrán durante la gobernación de Eduardo Duhalde, y la presidencia de Carlos Saúl Menem.”

Yabrán,  autor intelectual del asesinado del fotógrafo, se suicidó cuatro días después que la Justicia, el 16 de mayo de 1998, ordenara su captura.

En el 2000 fueron condenados a prisión por el asesinato de Cabezas, Horacio Braga, José Luis Auge, Sergio González y Héctor Retana, la banda de “los horneros”. Sólo los dos primeros continúan tras las rejas, aunque por otro motivo: por haber violado las condiciones de arresto domiciliario. Gregorio Ríos, jefe de la custodia de Alfredo Yabrán, fue acusado y condenado como principal responsable de ordenar el crimen. Los ex policías Gustavo Prellezo, Aníbal Luna y Sergio Cammarata, y el ex comisario de Pinamara, Alberto Gómez, fueron también enviados a prisión. Gómez en diciembre de 2002 recibió la pena de cadena perpetua acusado de haber liberado la zona donde se cometió el crimen.

El Tribunal de Casación Penal bonaerense redujo las sentencias de los acusados, y el “beneficio” de cumplir su pena en arresto domiciliario.